A diferencia de la piel seca (que está permanentemente seca), la piel
deshidratada solo está seca de forma ocasional. ¿Por qué sucede esto? ¿Qué
productos debo utilizar? Aquí tienes algunos consejos para hacerte la vida
más fácil.
Para cuidar adecuadamente la piel deshidratada, primero debes entender las
causas de la deshidratación. Hay muchas razones para esto: las
condiciones meteorológicas, los productos inadecuados, el
envejecimiento… Todas estas causas tienen el mismo efecto: el
viento, el frío, el sol, la calefacción, el aire
acondicionado, los cosméticos astringentes y el envejecimiento de la
piel contribuyen a alterar la película hidrolipídica que
debería retener la hidratación en la epidermis. Como
resultado, la humedad se evapora demasiado rápido y hace que la piel
se vuelva incómoda, tanto en la cara como en el cuerpo. Esta
tirantez y pliegues de deshidratación, esta falta de luminosidad y
flexibilidad, esta sensibilidad exacerbada conciernen a todos los tipos de
piel: grasa, normal, mixta o seca.
Cuando mi piel está deshidratada, la siento muy tirante; mis labios están secos
y siento mucha tirantez en el rostro.
Cómo cuidar la piel deshidratada del
rostro
Para reparar la película hidrolipídica de la epidermis y
reducir al máximo la pérdida de agua transepidérmica,
elige productos que contengan lípidos (para retener la humedad) y,
como ya has podido adivinar, ¡ingredientes activos hidratantes! En
cuanto a la textura, puedes elegir: una emulsión ligera si tu piel
está deshidratada, es grasa, normal o mixta; una textura cremosa si
tu piel seca necesita un confort extra, y una textura en gel para todo tipo
de piel.
Aplica estos productos de cuidado de la piel todos los días con
movimientos suaves: extiende un poco de crema del tamaño de un
guisante en las yemas de los dedos, aplícala en las mejillas, la
frente y el cuello. Luego, espárcela desde el centro hacia el
contorno del rostro y el cuello. El sérum, la mascarilla y el
exfoliante completarán esta rutina diaria.
Los lípidos y la humedad también forman la combinación ganadora para
mantener la piel hidratada. En forma de leche o de bálsamo, ¡todo es
posible!
Un bálsamo si tienes la piel seca y
deshidratada
Si a tu piel habitualmente seca se añade una deshidratación
ocasional, tu epidermis necesita una nutrición aún más
profunda. En este caso, se trata de un bálsamo que necesitas
para devolver el confort y la flexibilidad a la piel de tu
cuerpo.
Una leche si tu piel es normal y está
deshidratada
Una leche de textura ligera es suficiente si la deshidratación
no es permanente o si es leve. Garantiza una buena hidratación
y aporta confort a la piel, y su textura no grasa y no pegajosa
permite que te vistas más rápido.
CONSEJOS DEL EXPERTO
Además de los cuidados de la piel, los cambios de hábitos
también pueden ayudar a aumentar la hidratación de la
piel.
El nivel de hidratación de la piel depende de factores que
escapan a nuestro control (como el envejecimiento cutáneo) y de
otros sobre los que podemos influir. Esto significa que la pérdida
de humedad suele ser mayor en invierno, cuando se tiende a subir la
calefacción: el aire seco acelera la evaporación del agua
de la piel. Cuanto mayor sea la diferencia entre la temperatura
exterior y la interior, más frágil será la piel.
En casa, por ejemplo, puedes utilizar un humidificador para mantener tu
piel bien hidratada. Lo mismo ocurre en verano: el aire acondicionado
también reseca el ambiente y debilita el equilibrio de la piel.
Para limitar estos efectos, recuerda beber suficiente agua en verano,
por supuesto, pero también en invierno.
Buenos hábitos para cuidar la piel
deshidratada
Tu piel sedienta necesita un toque de suavidad. Agua tibia en lugar de
caliente para lavarte, productos limpiadores suaves que contengan agentes
hidratantes y nutritivos, y productos de cuidado adaptados a texturas
ligeras o cremosas, según tus necesidades… ¡y tus
deseos!
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